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domingo, 24 de mayo de 2015

¿Por qué le creo a la Iglesia Católica Apostólica Romana?





Hace poco alguien me hizo por escrito la pregunta que titula esta entrada. Le respondí lo siguiente, que brotó súbitamente de mi corazón, y que me es grato compartir aquí hoy, en la solemnidad de Pentecostés, día del nacimiento de la Iglesia que fundó Jesucristo:

"En realidad, las cosas más importantes de la vida las aceptamos, aunque no las podamos comprobar, porque se las creemos a alguien.
Casi nadie se hace un ADN para comprobar si sus padres o sus hermanos lo son de verdad, porque les creemos que es así. Ningún padre ni alumno le pide el título al docente para ver si lo tiene, porque le creen al colegio que han elegido.
Cuando escuchamos una noticia en TV o la leemos en el diario, simplemente creemos que lo que se nos dice es verdad. No es frecuente que vayamos a chequear la fuente.
¿Quién de nosotros le ha pedido el DNI a un amigo para comprobar si tiene la edad o el nombre que dice?
Cada cual, pues, elige libremente a quién y a qué le da crédito, fundado en las más diversas razones.

Bien. Yo elegí creerle a la Iglesia Católica Apostólica Romana que, más allá de los pecados de los que somos sus miembros, siempre ha enseñado lo mismo sin contradecirse jamás. Y porque le creo a ella, creo que Jesucristo es mi Dios y Salvador, y Lo adoro como tal; amo y honro a su Madre como Él mismo lo hace; creo en las Sagradas Escrituras sin arrogarme el derecho de cuestionar lo que mi escaso intelecto no puede comprender; creo en la cantidad de verdades que las mismas Escrituras afirman no contener, que se hallan contenidas en la Tradición de la Iglesia, y que no por ello son menos ciertas; creo en aquel a quien el mismo Cristo, Fundador de la Iglesia, entregó el "poder de las llaves"; creo, pues, en todo lo que me enseña esa Iglesia, sin desconocer en qué medida mis pecados pueden afear su rostro. Porque estoy convencido de que nunca esa fealdad opacará la Suma Belleza del Dios Uno y Trino en cuyo plan de salvación, esta misma Iglesia ocupa un lugar providencial."

Ahora bien, entre tantas otras instituciones, religiosas y no religiosas, muchas de las cuales son sumamente respetables, ¿por qué elegí formar parte de  la Iglesia Católica Romana, a la que le creo? La respuesta está en un texto que escribí hace un tiempo, que retoma la temática, y al que remito ahora a los que quieran leerlo:


24 de mayo de 2015, solemnidad de Pentecostés en el Año de la Vida Consagrada.



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