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sábado, 22 de octubre de 2016

Celebración conclusiva del "Jubileo de la Misericordia" en las Iglesias particulares


S. S. Francisco cierra la Puerta Santa en San Pedro


Texto comentado y comparado con el del Rito de Clausura del Jubileo del Año 2000.

Texto oficial aprobado por la Santa Sede: negro.
Resaltado del blog: negrita.
Comentario del blog: azul.


13 de noviembre de 2016: XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Guion para la celebración: aquí.


PREMISA

Las siguientes indicaciones para la "Celebración conclusiva del Jubileo extraordinario en las  Iglesias particulares" competen a las Iglesias de rito romano y a las Iglesias de ritos occidentales  no romanos, cuya autoridad competente podrá aportarle las adaptaciones requeridas por su  cultura particular. Los Pastores de las Iglesias orientales podrán, si lo desean, ofrecer indicaciones en  conformidad con su ordenamiento litúrgico.

El día

1. El Santo Padre Francisco, en la bula  Misericordiae vultus ha establecido que el Año Santo  se concluirá el 20 de noviembre de 2016, solemnidad de nuestro Señor Jesucristo Rey del  Universo, con la clausura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. El  domingo anterior, 13 de noviembre, XXXIII domingo del Tiempo Ordinario, se concluirá el  Jubileo en las Iglesias particulares.

El Rito de Clausura del Jubileo del Año 2000 (en adelante, RCJ 2000), por decisión de San Juan Pablo II hecha pública en la bula de convocatoria (Incarnationis Mysterium), tuvo lugar en la solemnidad de la Epifanía del Señor, el 6 de enero de 2001 para Roma, y un día antes, en la Vigilia de esta festividad, para el mundo (n. 1).

El lugar

2. La Eucaristía de Clausura del Jubileo en las Iglesias particulares será única y será  celebrada en la catedral. Lo mismo establecía el RCJ 2000 (n. 3).

En las demás iglesias o santuarios en los cuales el Obispo diocesano haya establecido  que se abra una "Puerta de la Misericordia", se llevará a cabo una celebración eucarística de acción de gracias, presidida por un delegado del Obispo.

Esta distinción entre la celebración de clausura en la catedral y la de las demás iglesias en que también se haya abierto una "Puerta de la Misericordia" pone de relieve la primacía de la iglesia madre, en la que tiene su cátedra el obispo, que representa a Cristo en su diócesis. 

El RCJ 2000 tuvo lugar en las catedrales del mundo y en las concatedrales. Se excluía la posibilidad de que tuviera lugar en otras iglesias, aunque durante el Año Santo hubieran sido escenario de algunas celebraciones jubilares (Ídem).

El celebrante

3. El Obispo diocesano preside toda la celebración (como en el RCJ 2000; cf. ídem): lo exigen, de una parte, el carácter de  día del Señor y la tradición eclesial. Los presbíteros, sobre todo sus más allegados  colaboradores en el servicio de la diócesis, (en primer lugar, los vicarios generales que no tengan que presidir en otras iglesias en nombre del obispo) concelebran con el Obispo; los diáconos, los acólitos y los lectores desarrollan, cada uno, su propio ministerio; los fieles son convocados para que acudan en gran número. Si la celebración de clausura en la concatedral se da contemporáneamente con la de la catedral, será presidida por un delegado del Obispo.

La celebración de la Eucaristía

4. La celebración de clausura del Jubileo extraordinario está constituida esencialmente por la  celebración eucarística en el día del Señor. (Ninguno de los demás ritos, por tanto, han de primar sobre ella). Si el Obispo lo considera oportuno, se puede utilizar  el formulario “En acción de gracias” presente en la sección de las “Misas y oraciones por diversas necesidades” del Misal Romano. Las lecturas serán las asignadas al XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario de ciclo C.

La Misa de Clausura del Jubileo del Año 2000 fue la de la Epifanía del Señor, pues se celebró en la Vigilia de esta solemnidad del Año 2001.

Expresiones de agradecimiento

5. Una vez pronunciada la oración después de la comunión, el Obispo, con una monición de  carácter litúrgico, da gracias a Dios por los beneficios del Año jubilar e invita a la asamblea a dar gracias al Señor. En este caso, el Magnificat, canto de agradecimiento de la Virgen María y de la Iglesia, es especialmente apropiado. (Este ejemplo da la clave del tono ideal que ha de tener la acción de gracias, sobre todo porque es "Palabra de Dios". Pero también el himno Te Deum laudamus u otros por el estilo pueden ser oportunos para la ocasión).


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San Juan Pablo II: Jubileo de la Redención


RITOS DE INTRODUCCIÓN

6. En el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, a la hora establecida, (conviene que se elija la hora a la que pueda asistir el mayor número de personas) los fieles se reúnen en la iglesia catedral.

El RCJ 2000 exhortaba a convocar al pueblo en un lugar distinto de la catedral, para marchar hacia ella en procesión. Es el rito de la statio (n. 4).

7. Cuando el pueblo está reunido, el Obispo, los sacerdotes concelebrantes y los diáconos, revestidos  con las vestiduras litúrgicas de color verde (signo que evidencia implícitamente que prima la liturgia del dies Domini, según lo dicho más arriba -cf. supra, 4-), hacen su ingreso. El coro y el pueblo se unen en el canto del Himno del Jubileo. (Conviene que se realice una procesión de entrada con turiferario, cruciferario, ceroferarios, y que uno de los diáconos porte el Evangeliario).

En el RCJ 2000 se usaron los ornamentos blancos, propios de la solemnidad de la Epifanía.

8. Una vez venerado el altar, el Obispo se dirige a la sede y, de cara al pueblo, dice:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:

Amén.

Luego saluda al pueblo:

La misericordia del Padre, la paz de nuestro Señor Jesucristo y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.

9. El Obispo introduce la celebración con estas palabras u otras similares:

Queridos hermanos y hermanas, llega a su fin el Año jubilar. En él hemos experimentado un tiempo extraordinario de gracia y de misericordia. En esta celebración eucarística queremos elevar al Padre nuestro canto de alabanza y nuestra  acción de gracias por los dones que nos ha concedido. Ahora una vez más, antes de acercarnos a estos sagrados Misterios, invoquemos el bálsamo de la misericordia, reconociéndonos pecadores y perdonándonos mutuamente de todo corazón.

10. Después de una breve pausa de silencio, el diácono u otro ministro idóneo, dice o canta las  siguientes invocaciones: (cf  Misal Romano para el tiempo de Cuaresma)

(Se trata del tercer formulario para el Acto penitencial propuesto por el Misal Romano).

Señor, que nos mandas a perdonarnos antes de venir a tu altar, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad.  (o bien: Kyrie, eleison)

Cristo, que en la Cruz invocaste el perdón para los pecadores, ten piedad de nosotros.

R/ Cristo ten piedad. (o bien: Christe, eleison)

Señor, que confías a tu Iglesia el ministerio de la reconciliación, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad. (o bien: Kyrie, eleison)

11. El Obispo concluye:

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R/. Amén.

El RCJ 2000 proponía sustituir el Acto penitencial por el rito de aspersión con el agua bendita, aduciendo el "antiquísimo carácter bautismal" de la Epifanía (n. 6).

12. Luego se canta el himno Gloria a Dios en el cielo y la Misa continúa como de costumbre.

Si se desea realizar una celebración más solemne todavía, puede procurarse:

*que se canten, al menos, la introducción y la conclusión de las lecturas que preceden al Evagelio ("Lectura..."/"Palabra de Dios"), como así también la respuesta a la segunda por parte de la asamblea ("Te alabamos, Señor").

*que se cante el salmo.

*que se cante igualmente la introducción y la conclusión de la página evangélica ("Lectura..." /"Palabra del Señor"), como así también las respuestas a ellas por parte de la asamblea ("Gloria a Ti, Señor"/"Gloria a Ti, Señor Jesús").

*que haya procesión con el Evangeliario, y que el obispo bendiga con él luego de que el diácono lo haya proclamado, de acuerdo con lo que dicen las normas litúrgicas.

*que se cante alguna de las dos Profesiones de fe aprobadas.

*que las preces de la Oratio fidelium consten, como en la liturgia papal, de la invitación a rezar, hecha siempre por el diácono, las súplicas puntuales, encomendadas a diferentes miembros de la comunidad, y la respuesta, cantada por la comunidad.

*que se cante el Prefacio.
 
(Tener en cuenta que puede emplearse cualquiera de las Plegrias Eucarísticas del Misal, a saber: I, II, III, IV, V, o I y II de Reconciliación. Las Plegarias Eucarísticas para las Misas con niños, aunque puedan emplearse, parecen menos oportunas que las anteriores precisamente porque fueron elaboradas para Misas en las que participan en su mayoría niños).

RITOS DE CONCLUSIÓN

13. Luego de la oración después de la comunión, el Obispo invita a los presentes a dar gracias al  Señor por los beneficios espirituales del Año jubilar. Lo puede hacer con estas palabras, u otras similares:

Hermanos y hermanas, demos gracias con alegría a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque en este Año de gracia nos ha bendecido con todas las bendiciones espirituales en los cielos en Cristo. A todos se nos ha ofrecido  un tiempo precioso de misericordia y de conversión. Expresamos nuestra alegría y nuestro agradecimiento con las palabras de la Virgen María, Madre nuestra. Cantando la misericordia de Dios que se extiende de generación en generación, pidamos que siga difundiéndola en el mundo entero como el rocío de la mañana.

También el RCJ 2000, aunque antes de la oración después de la Comunión, exhortaba al obispo a realizar "un memorial o monición de índole litúrgica" y a recordar "sobriamente los principales acontecimientos del Año jubilar y los beneficios espirituales que derivaron de su celebración para la diócesis", invitando a los fieles a dar gracias a Dios. Luego de la mentada oración después de la Comunión, se solicitaba al obispo que especificara que concluía el tiempo cronológico del Jubileo, pero no el Año de gracia inaugurado por Jesús en la Sinagoga de Nazaret. Se invitaba, además, al mismo obispo, a recordar los compromisos asumidos por la diócesis durante el Año Santo que llegaba a su fin (n. 9).

14. El Obispo y el pueblo cantan el  Magnificat. El mismo cántico sugería el RCJ 2000 (n. 8).

15. Terminado el canto, el diácono dice:

Inclínense para recibir la bendición.

16. Luego el Obispo, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice la siguiente oración. (Cf. Misal Romano,  Oración de bendición sobre el pueblo n. 8 -ligeramente adaptada-).

Muéstranos tu misericordia, Señor, y asiste a tu pueblo que te reconoce como su pastor y guía; renueva la obra de tu creación y guarda lo que has renovado. Por Cristo nuestro Señor.

R/. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre + Hijo y Espíritu + Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.

R/. Amén.

17. El diácono despide a la asamblea. Si lo considera oportuno, puede decir:

Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso.

Pueden ir en paz.

El pueblo responde:

Demos gracias a Dios.

El RCJ 2000 establecía:

"La fórmula diaconal para la despedida de la asamblea asumirá también la forma de un "envío en misión" (n. 10).

La asamblea se despide alabando y bendiciendo a Dios.

Conviene que la schola cantorum ejecute el himno del Jubileo de la Misericordia: Misericordes sicut Pater.


22 de octubre de 2016, memoria litúrgica de San Juan Pablo II, Papa. Entrada dedicada a él, que convocó, abrió y clausuró los Jubileos de la Redención (extraordinario, A. D. 1983) y de la Encarnación (ordinario, A. D. 2000).


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San Juan Pablo II: Jubileo de la Encarnación

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