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martes, 26 de agosto de 2014

Misas de la Virgen VI (Navidad III): "La Virgen María en la Epifanía del Señor"




MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO

Misal: Textos bíblicos y eucológicos (en negro); rúbricas: rojo.
Guion: marrón.
Comentario del blog: azul.

En el tiempo de la Natividad del Señor la Iglesia celebra el misterio de la aparición o manifestación del Verbo de Dios, hecho hombre, a todos los pueblos: en primer lugar a los judíos, representados por los humildes pastores, «primicias de la Iglesia de Israel» (Prefacio); luego a los paganos, de quienes los Magos son «primeros retoños de la Iglesia» (Prefacio).
Estos datos merecen especial atención en la Misa:
- la celebración de la luz, que significa la gloria de Dios Padre, que amanece sobre Jerusalén (cf. 1ª Lectura, Is 60, 1-6), que envolvió a los pastores (cf. Prefacio, Lc 2, 9). Y que de un modo admirable condujo hasta Cristo a los Magos, «guiados por la estrella» (Prefacio, cf. Evangelio, Mt 2,2.9-10, Antífona de comunión); también a Jesucristo, «gloria de Israel y luz de las naciones» (Oración colecta, cf. Lc 2, 32), que manifestado al mundo por el Padre (cf. Oración colecta), manifestó él, a su vez, al mundo la gloria del Padre (cf. Oración sobre las ofrendas);
- la celebración de la misión salvadora de Cristo. Son muchos y de gran importancia los «títulos cristológicos» que se hallan en este formulario: Cristo es Hijo de Dios (cf. Oración colecta, Oración después de la comunión) e Hijo de la Virgen (cf. Oración sobre las ofrendas, Prefacio); «la grandeza de Dios y su poden», «el Excelso», que «quiso nacer humilde» (Antífona de entrada); el «único Mediador y Salvador de todos los hombres» (Oración colecta), cuyo Nacimiento nos salva (cf. Oración después de la comunión), cuya vida estuvo consagrada totalmente a la salvación de los hombres (cf. Oración sobre las ofrendas). Por esto los pastores «reconocen a Cristo Salvador« (Prefacio) en el Hijo de la humilde Esclava, y los Magos «lo adoran como Dios, lo proclaman como Rey y lo confiesan como Redentor» (Prefacio) en el Niño que hallan con la Madre;
- la celebración del misterio de la Iglesia, esbozada en la santa ciudad de Jerusalén (cf. 1ª Lectura, Is 60, 1-6) y a la que parece significar la casa donde se encuentra el Niño con su Madre (cf. Evangelio, Mt 2, 11); esta Iglesia se basa en la fe en Cristo (cf. Oración colecta) y nace de la unión tanto de israelitas como de paganos (cf. Prefacio), ya que el Padre atrae «a la fe del Evangelio a todas las familias de los pueblos» (Prefacio);
- la celebración de la mediación de la Virgen en la Epifanía del Señor, mediación que algunos textos exponen claramente: «Brilló la grandeza de Dios y su poder se manifestó por medio de una Virgen» (Antífona de entrada); «por la bienaventurada Virgen / manifestaste tu Hijo al mundo» (Oración colecta); «por mediación de la Virgen María / atraes a la fe del Evangelio / a todas las familias de los pueblos» (Prefacio). 


Introducción

El misterio del Niño Jesús que por nosotros ha nacido ilumina a todo el mundo, tan necesitado de luz y pureza, de esperanza y unidad. El Hijo de Dios ha nacido y ha querido fijar su morada entre nosotros. Ha venido a darnos la paz y a abrazar a todos los hombres, sin distinción.
María, la Virgen que dio a luz a la Luz eterna, disipa toda tiniebla de nuestro corazón y nos invita a dejarnos iluminar por su Pequeño Hijo, pues solo así seremos plenamente felices.

Antífona de entrada 

Brilló la grandeza de Dios, y su poder se manifestó por medio de una Virgen, porque así quiso el Excelso nacer humilde, para mostrar su majestad en la misma humildad. 

Oración colecta 

Oh, Dios, que por la bienaventurada Virgen manifestaste tu Hijo al mundo como gloria de Israel y luz de las naciones, concédenos que, siguiendo el ejemplo de María, fortalezcamos nuestra fe en Cristo y lo reconozcamos como único Mediador y Salvador de todos los hombres. Que vive y reina contigo. 

Liturgia de la Palabra

Las lecturas son las mismas que las de la solemnidad de la Epifanía del Señor, aunque se ha omitido la segunda, por tratarse de una "conmemoración" (Cf. Oración sobre las ofrendas). Para ésta rigen las mismas normas que para las memorias, en lo que se refiere a muchas características de la celebración. En este sentido, suelen emplearse indistintamente las palabras "conmemoración" y "memoria" (Cf. Oración después de la Comunión). No obstante, si queremos usar los dos vocablos en términos estrictamente litúrgicos, hay interesantes diferencias entre uno y otro. He abordado el tema en dos entradas anteriores, a las que remito: conmemoración; memoria.


Primera lectura

Jesucristo es la verdadera Luz que viene a iluminar a un mundo que "yace en tinieblas y en sombras de muerte".

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra,
y la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.
Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 71, 12. 78. 1011. 1213 (R.: Cf. 11)

R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la Tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

Aleluya Mt 2, 2

Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor.

Evangelio

"Venimos a adorar al Rey". Todas las generaciones de creyentes han hecho suyas estas palabras de los Magos de Oriente, reconociendo en Jesucristo al único Dios verdadero en Quien podemos ser salvos.

Venimos de Oriente a adorar al Rey

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
–«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.»
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
–«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judea,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judea,
pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel."»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
–«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.


Oración de los fieles

R. Stella matutina, ora pro nobis ("Estrella de la mañana, ruega por nosotros")
 
 -Para que la Iglesia Católica, Cuerpo Místico del que formamos parte, sea, por nuestro modo de creer y de vivir, signo y modelo de la unidad querida por Dios para todos los hombres. R.


-Para que por intercesión de los santos Magos orientales, que fueron modelo de humildad y de respeto a la autoridad, el amor y la obediencia a la persona del Sucesor de Pedro y a su Magisterio, sea una constante en nuestra vida de fe. R.

-Para que los que tienen a su cargo el gobierno de las naciones, hallen en María, Madre del Rey de reyes, un modelo de amor, humildad y servicio. R.

-Para que como las Magos de Oriente, los que viven en la abundancia, reconozcan a Cristo como la verdadera Riqueza de sus vidas. R.

-Para que como los sabios Magos, que en el humilde Niño adoraron a Dios hecho hombre, los cristianos sepamos reconocer  a Cristo y servirlo en el hemano que sufre. R.


Oración sobre las ofrendas

Consagra, Señor, con el poder del Espíritu Santo los dones que te ofrecemos con gozo en la conmemoración de santa María, para que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Cristo, que, nacido de una Virgen y Madre generosa, manifestó tu gloria y consagró toda su vida a la salvación de los hombres. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Prefacio

Por mediación de la Virgen, Cristo se manifiesta al mundo

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Porque por mediación de la Virgen María
atraes a la fe del Evangelio
a todas las familias de los pueblos.
Los pastores, primicias de la Iglesia de Israel,
iluminados por tu resplandor y advertidos por los ángeles,
reconocen a Cristo Salvador.
Pero también los magos,
primeros retoños de la Iglesia de los paganos,
impulsados por tu gracia y guiados por la estrella,
entran en la humilde casa
y, hallando al Niño con su Madre,
lo adoran como Dios, lo proclaman como Rey
y lo confiesan como Redentor.

Por él,
los ángeles te cantan con júbilo eterno,
y nosotros nos unimos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo.


Comunión

 Así como los Sabios de Oriente, guiados por la estrella de la esperanza, pudieron reconocer a Dios en la fragilidad de un Niño, también nosotros, iluminados por María, Lucero del alba, reconocemos al Salvador en la frágil Hostia consagrada. Y Lo recibimos con inmenso amor.


Antífona de comunión Cf. Mt 2, 2

Hemos visto salir la estrella del Señor y venimos con regalos a adorarlo.

Oración después de la comunión 

El sacramento que acabamos de recibir, Señor, Dios nuestro, nos muestre siempre tu misericordia, para que seamos salvados por el Nacimiento de tu Hijo los que hemos celebrado con fe la memoria de su Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Despedida

Volvemos con esperanza a nuestro diario quehacer, pero teniendo la mirada fija en María, la Estrella que nos señala a Cristo, Sol de justicia.


26 de agosto, festividad de Nuestra Señora de Czestochowa, advocación amada por san Juan Pablo II. Entrada dedicada a ella.
-Conmemoración de san Melquisedec, Rey de Salem.
-Memoria litúrgica de santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, religiosa.
-En la Orden carmelita, memoria litúrgica de la Transverberación de santa Teresa de Ávila.

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