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miércoles, 25 de febrero de 2015

Guion: Misa Crismal


El Papa Francisco preside su primera Misa Crismal como Sumo Pontífice



La Misa Crismal es la que preside cada Obispo en la Iglesia Catedral de su diócesis. Es la máxima representación de la plenitud de su sacerdocio y del ejercicio de su potestad. Rodeado del presbiterio, del que es cabeza, de los diáconos, de los religiosos y del Pueblo de Dios al que pastorea como guía y maestro, hace presente a la Iglesia Madre, una, santa, católica y apostólica, extendida a lo largo y ancho del Planeta.


Ritos iniciales

La procesión de entrada se realiza como todas, siguiendo las normas litúrgicas.

Introducción

En este día sagrado, en que nuestro Señor Jesucristo ha instituido el más grande de los sacramentos, la Santísima Eucaristía, y también el Sacerdocio ministerial, y nos ha legado el mandamiento de la caridad fraterna, nos congregamos en esta Iglesia (madre), (Catedral de la (arqui)diócesis), para la celebración de la Misa Crismal, presidida por nuestro (arzo)obispo.

Es la celebración eucarística, que manifiesta la unidad del presbiterio con su Obispo, la comunión de éste con los demás sucesores de los apóstoles, y la de todos ellos con el Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro. En efecto, en cada Iglesia particular "se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica" (Decreto Christus Dominus, 11a).

Como es tradicional en la liturgia romana, durante esta celebración, el Obispo bendecirá los Óleos de los enfermos y de los catecúmenos, y consagrará el Santo Crisma.

Como Pueblo de Dios, participemos de la Eucaristía, y renovemos los lazos de comunión entre nosotros y con nuestros pastores.

El Obispo saluda al pueblo como le es propio. (Cf. Missale Romanum, -MR- Ordo Missae, 2).
Puede cantarse el Kyrie.
Himno Gloria in excelsis (Cf. MR, Ad Missam Chrismatis, 6).


Oración Colecta

La Oración Colecta de hoy recoge la súplica y el deseo de todos aquellos que participan del Sacerdocio ministerial: ser ante el mundo auténticos testigos del Evangelio de salvación.



Primera lectura: Is. 61, 1-3a. 6a. 8b-9

El Señor Jesús, el Siervo sufriente del Padre, ha sido ungido por el Espíritu Santo como el Mesías. Es el Esperado de las naciones, en el que se cumplen todas las profecías.

Salmo: 88, 21-22. 25. 27

El profeta David, ungido como rey, es figura del Siervo Jesús, a Quien el Padre unge como Señor y Salvador de los hombres.

Segunda lectura: Apoc. 1, 4b-8

Jesucristo es el Sumo y Eterno Sacerdote, el único Mediador entre Dios y los hombres. De su Sacerdocio participa todo bautizado, pero cada quien según la vocación a la que ha sido llamado.

Se omite el Aleluya.

Evangelio: Lc. 4, 16-21

Desde que Jesucristo se encarnó y entró en nuestra historia, sujetándose en cuanto hombre a las coordenadas del tiempo y del espacio, toda la vida de los bautizados es el verdadero "Año de Gracia" al que se refiere el Señor en el Evangelio.


Homilía. (Cf. ibíd, 8; CE, 280).

Renovación de las Promesas sacerdotales (Renovatio promissionum sacerdotalium)

A continuación, el Obispo invita a los presbíteros presentes a renovar las promesas de su sacerdocio, reafirmando los compromisos que asumieron al ser llamados al Orden sagrado.


Crismeras (recipientes para los Santos Óleos)

Si la bendición de los tres santos Óleos se hace conjuntamente luego de la Liturgia de la Palabra, a continuación de la Renovación de las promesas sacerdotales, (Cf. Caeremoniale Episcoporum, -CE- 277; Pontificale Romanum, -PR- 16), los Óleos se traen en procesión en este momento (Cf. infra), y se pueden leer, una a continuación de la otra, cada una de las tres moniciones que figuran más abajo, para cuando el rito se realiza según la forma tradicional (Cf. CE, 277; PR, 16), en la cual la bendición del Óleo de los enfermos se efectúa antes de concluir la Plegaria Eucarística; y la del Óleo de los catecúmenos y la consagración del Crisma, luego de la Oración después de la Comunión. 

La tertia editio typica del Misal Romano (2002), que es el texto que he citado más arriba, en el n. 10, a continuación de la Renovación de las promesas sacerdotales, dice: Sequitur oratio universalis et non dicitur Credo ("sigue la Oración universal y no se dice el Credo"). En cambio, en el actual Misal de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, como así también en el Misal italiano, se ha modificado esta rúbrica, diciendo "No se dice el Credo y se omite la Oración universal". (p. 235);  "Non si dice il Credo e si omette la preghiera universale". El Misal de la Conferencia Episcopal  Española (segunda edición típica), aclara este punto y concilia esas rúbricas que parecen contradictorias, explicando que la Oración de los fieles de este día es fija, y forma parte de la estructura del rito de Renovación de Promesas sacerdotales (concretamente, se halla en su parte conclusiva). En realidad, lo que quieren decir los otros Misales, es que no se realiza la Oración de los fieles de la manera como se hace habitualmente, con un formulario de libre elección, dirigido por el diácono u otro ministro, sino que se trata cada vez de la misma fórmula del Pontifical, guiada siempre por el Obispo, que es a quien corresponde dirigir el mentado rito de Renovación de promesas sacerdotales.
 

Liturgia de la Eucaristía

Ofertorio

Si no tuvo lugar antes, ahora se realiza la procesión con los Óleos y las ofrendas, durante la cual se canta el himno O Redemptor, u otro canto apropiado, en lugar del de presentación de ofrendas (Cf. CE, 283; PR, 17).

 
Presentación de los Óleos

Ahora, serán solemnemente llevados en procesión y luego presentados los tres santos Óleos al Obispo: 

El Oleum infirmorum (Óleo de los enfermos) es materia del sacramento de la Unción, que robustece el cuerpo y el alma de aquellos que son aquejados por dolencias físicas, o de quienes sienten la debilidad propia de su edad avanzada.

El Oleum catecumenorum (Óleo de los catecúmenos) fortalece al que va a ser bautizado, preparándolo para las exigencias de la fe y protegiéndolo contra las insidias del Maligno.

El Sanctum Chrisma (Santo Crisma) toma su nombre del mismo Cristo, esto es, del "Ungido de Dios". Representa la dignidad de cada hijo de Dios, que es templo de la Trinidad, y que participa de la misión profética, sacerdotal y real del Redentor. Con él "se unge a los recién bautizados, los confirmandos son sellados, y se ungen las manos de los presbíteros, la cabeza de los obispos, y las Iglesias y los altares en su dedicación" (CE, 274).


Benedictio olei infirmorum

Antes de la doxología conclusiva de la Plegaria Eucarística, cuando no se ha efectuado ya, tiene lugar el rito de la bendición del Óleo de los enfermos:

El Obispo procede a la bendición del Óleo de los enfermos, con el que la Madre Iglesia, en nombre de Cristo, hace sentir el consuelo de Dios a quienes sufren en el cuerpo o en el espíritu.

Prefacio propio: De sacerdotio Christi et de ministerio sacerdotum (Cf. MR, Ad Missam chrismatis, 12).


Comunión

Jesucristo, Sacerdote de la Nueva y Eterna Alianza, se nos ofrece bajo las apariencias del pan y del vino.
Éste es el Alimento del Pueblo redimido que marcha hacia la Pascua eterna. Recibámoslo con fervor y gratitud.

Luego de la Oración después de la Comunión, cuando no se ha realizado antes, tiene lugar el rito de la bendición del Óleo de los catecúmenos y el de la consagración del Santo Crisma:


Benedictio Olei catecumenorum et consecratio Sancti Chrismae

(Alimentados con la Eucaristía, plenitud de todos los demás sacramentos y sacramentales -esto se dice cuando el rito tiene lugar en este momento; no cuando se ha realizado antes-), participemos ahora en espíritu, de la bendición del Óleo de los catecúmenos y de la consagración del Santo Crisma.

Una vez que ha sido bendecido el Óleo de los enfermos, y luego de la monición que precede a la plegaria de consagración del Crisma, el Obispo sopla sobre este Óleo que acaba de confeccionar (Cf. CE, 290; PR, 25), imitando el gesto del Señor Resucitado en el día octavo de su Resurrección. Puede leerse la siguiente guía explicativa:

El Obispo sopla sobre el Santo Crisma, imitando a Jesús Resucitado en el momento pascual de la institución del sacramento de la Reconciliación, y evocando uno de los tantos gestos con los que la Iglesia quiere significar la transmisión del Espíritu Paráclito, que todo lo renueva y santifica.

En la Plegaria de consagración del Crisma, cuando el Obispo ha dicho "El Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de alegría más que todos los hombres", si optó por la primera oración; o "...los cristianos participen de su dignidad real, sacerdotal y profética", si eligió la segunda oración, el guía realiza la siguiente exhortación a los concelebrantes:

Todos los sacerdotes extiendan su mano derecha hacia el Crisma. (Cf. CE, 290; PR, 25).


Ritos finales

Bendición solemne.

Luego de la Bendición, el Obispo exhorta a los presbíteros a conservar con reverencia y en un lugar apto los Santos Óleos.


Despedida

El Obispo junto a los concelebrantes y a los ministros que portan los sagrados Óleos, se dirigen procesionalmente hacia la sacristía. El coro canta algunas estrofas del himno O Redemptor, que acompañó a la primera procesión de dichos Óleos, u otro canto adecuado. (Cf. CE, 293; PR, 27).

Arraigados en Cristo Sacerdote, Pan de esperanza, nos preparamos para vivir en plenitud el Sagrado Triduo Pascual, (si la Misa Crismal se celebra por la mañana del Jueves santo, se añade: "que comenzará esta tarde con la Misa de la Última Cena del Señor").


El Santo Padre Francisco sopla sobre el Santo Crisma


 
25 de febrero de 2015, miércoles de la semana I de Cuaresma.
(Última actualización de la entrada: 09/04/22).
 

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